18 Abr 2015

La AALCC propone al congreso nacional que la porno-venganza sea delito

La propiamente llamada publicación ilegitima de imágenes o videos de contenido sexual o erótico en internet o en un medio masivo de comunicación, produce un daño psíquico, moral y social de características irreversibles.  Este concepto se basa fundamentalmente en que cuando alguien sube cierto material, como ser un video o una foto, aunque la vía judicial ordene el bloqueo de la url que contenga ese material o bien los buscadores desindexen determinado link en los resultados de búsqueda, no es una solución definitiva a la cuestión porque siempre está la posibilidad de que sea subida nuevamente en el futuro, ya sea por el autor primitivo de la acción o por terceros, que la descargar la información, deciden subirla nuevamente o compartirla. Por lo tanto la posibilidad de que eso ocurra y que la pesadilla para la victima vuelva a ser realidad, es técnicamente incontrolable. Y es por eso que la comisión directiva de la AALCC considera indispensable que ese accionar sea tipificado e incorporado al Código Penal Argentino como delito autónomo dependiente de instancia privada.

Compartimos el informe realizado por el licenciado en psicología Lucas Vázquez Topssian, director del departamento de psicología y contención a las víctimas de la AALCC

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El daño psíquico en víctimas de la porno-venganza. (Lic. Lucas Vázquez Topssian)

Con el término porno-venganza («revenge porn” en inglés) se designa a la publicación en Internet de imágenes y/o videos pornográficos de otra persona sin su consentimiento. El actor suele ser un hacker o una ex-pareja y, aunque el fenómeno no es nuevo, tomó notoriedad pública tras conocerse la creación de páginas dedicadas a la exposición, en contra de la voluntad de las víctimas, de material con explícito contenido sexual.

 

La víctima, en un principio, accede a tomarse fotos o crear un video pornográfico en un clima de intimidad y privacidad con el actor, sujeto en quien confía. El actor traiciona esta confianza y publica el material en Internet, que frecuentemente acompaña con los datos personales de la víctima, como su nombre real, página de redes sociales, lugar de trabajo e incluso su domicilio. La víctima se entera sorpresivamente del hecho, cuando el material ya está cargado en Internet, momento en que se puede ubicar el inicio del trauma.

 

El trauma es una herida que se produce como consecuencia de una acción externa violenta y sorpresiva. Un trauma psíquico es una herida producida por un suceso externo que aparece en forma sorpresiva y que rompe el equilibrio, que una persona hasta entonces mantenía, para adaptarse a sus necesidades internas y externas. Cuando un sujeto se ve sometido a una cantidad de estímulos que sobrepasan su tolerancia habitual, se produce una ruptura en la capacidad de respuesta del sujeto: se agotan sus recursos defensivos y aparece el daño psíquico. Éste dependerá de la susceptibilidad específica y de la significación que el suceso asuma para cada sujeto conforme al concepto de realidad psíquica, según el momento vital por el que está pasando el sujeto, según los recursos que posea en el momento del hecho y de acuerdo a sus antecedentes biológicos y familiares.

 

Un suceso como la porno-venganza provocará en la víctima, sin ninguna duda, una perturbación enorme de la víctima y pondrá en acción, en un principio, todos sus mecanismos de defensa. Si el individuo no puede poner en práctica estos mecanismos, el recuerdo de la impresión adquirirá la importancia de un trauma. Es importante reiterar, entonces, que lo que es esencialmente traumático es la vivencia del sujeto y no el hecho en sí.

 

Las patologías psíquicas más comunes reactivas al impacto de un suceso sorpresivo que el sujeto no pueden tramitar, son los trastornos adaptativos y los trastornos de ansiedad. En los casos más graves donde se produce un importante derrumbe del yo, podemos encontrarnos ante un cuadro psicótico de tipo melancólico o disgregativo. Si la víctima cursara previamente con un trastorno de personalidad, el estrés generado por el hecho podrá generar una rigidización de las pautas de funcionamiento de su personalidad.

 

Un fenómeno como la porno-venganza puede hacer que la víctima consulte por terapia, pasado un tiempo, por síntomas inespecíficos como cefaleas, estado de hiperactivación o hipervigilancia (respuestas de alerta exageradas, insomnio, irritabilidad), síndrome depresivo como trastorno del sueño, falta de concentración y trastornos de memoria. Es raro que la víctima mencione rápidamente el antecedente del evento traumático, del que las víctimas suelen disociarse. La víctima de la porno-venganza puede, de haberse configurado el trauma, mostrar 3 tipos de síntomas:

 

  • REEXPERIMENTACIÓN / INTRUSIÓN: Incapacidad para apartar el evento de la mente, las escenas del hecho vuelven involuntariamente en forma de imágenes, recuerdos indeseados, pesadillas o escenas retrospectivas (flashbacks). Por lo general, este síntoma está acompañado de un intenso distress, experimentándose con frecuencia síntomas físicos como palpitaciones, falta de aliento y otros síntomas de pánico. Recuerdos intrusivos,
  • respuestas físicas y emocionales exageradas desencadenadas por estímulos asociados con el evento traumático.

 

  • EVITACIÓN / EMBOTAMIENTO: En un intento por tratar de manejar estos recuerdos, los pacientes desarrollan una serie de conductas evitativas cuyo fin es restringir la exposición a los recuerdos traumáticos: evitan personas, lugares, pensamientos, sentimientos, conversaciones o cosas que les evoquen el hecho traumático. En casos extremos, los sobrevivientes “olvidarán” o posiblemente reprimirán aspectos del evento traumático. Otro tipo de conducta evitativa es el embotamiento emocional, la inhibición y la falta de respuesta al medio.

 

  • ESTADO DE HIPERVIGILANCIA: Trastornos del sueño, irritabilidad, dificultad para la concentración y una mayor respuesta al sobresalto. Enojos no provocados. Ataques de ira, dificultad para concentrarse.

 

 

Los síntomas específicos varían en intensidad y en número dependiendo de cada sujeto. Un profesional diagnosticará Trastorno por Estrés Postraumático si por lo menos tiene un síntoma de cada grupo. Estos síntomas deben ser recurrentes y provocar alteraciones en la actividad global del sujeto.

 

Particularmente la porno-venganza, por sus humillantes características, puede ocasionarle a la víctima problemas para sentir y expresar emociones, especialmente con los más allegados. El comportamiento de evitación también puede interferir en las actividades diarias. La víctima puede evitar responsabilidades, perder el interés en sus actividades favoritas o sentirse desesperanzados durante la mayor parte del tiempo. Las relaciones familiares y laborales pueden verse severamente afectadas. Físicamente, la víctima puede experimentar crisis de pánico con síntomas como dolor en el pecho, mareos, respiración acelerada, temor a la muerte, entre otros menos generales.

 

Lic. Lucas Vázquez Topssian

AALCC-Dpto. psicología[/expand]


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