Apagón mundial: lo tecnológico y lo emocional
Pasado el mediodía de ayer, hora argentina, sorprendió al mundo el apagón inusitado de Facebook, WhatsApp, Instagram y Messenger, tanto por su alcance como por su duración.
Según el comunicado oficial de las compañías de Mark Zuckerberg fue causado por un “cambio de configuración defectuoso” de sus servidores y presentó sus respetuosas disculpas a sus millones de usuarios afectados.
Ingenieros en informática de importantes empresas proveedoras de internet mundial detectaron cinco minutos antes del colapso que los DNS de Facebook dejaban de funcionar y un aumento de las BGP (retiradas de ruta) en los sistemas autónomos de Facebook. Sin estos registros, los navegadores y las APPS no pueden encontrar el contenido de las redes sociales.
La hipótesis más extendida es que Facebook se borró a sí mismo por accidente. Las rutas de internet de la empresa (BGP)fueron retiradas por error durante una tarea de mantenimiento. De alguna manera u otra se eliminaron grandes secciones de enrutamiento.
La falla no sólo alcanzó a las redes sociales sino también a las tarjetas de acceso de los empleados y a sus teléfonos. Por lo que se deduce que la falla abarcó a todas las herramientas y sistemas internos de Facebook.
Pero también el apagón trajo consecuencias para sus competidoras que sorpresivamente aumentaron su tráfico tornándose más lento y recibiendo las quejas de sus usuarios.
Telegram debió hace un llamamiento a la calma ante las demoras en su servicio y Twiter ironizó a través de su cuenta corporativa con un “HOLA LITERALMENTE A TODO EL MUNDO”.
Los medios periodísticos no sólo daban espacio a los profesionales de la informática para encontrar alguna explicación a los hechos sino también a los profesionales de la salud ya que quedó en evidencia la dependencia, ya tocando la adicción, de muchos cibernautas.
La sociedad actual, especialmente los jóvenes, buscan el placer y la gratificación inmediata. En esta forma de concebir la realidad no hay espacio para la espera, la tolerancia y la aceptación de la frustración. Esto llevó a crisis de ansiedad, en algunos casos más evidente que en otros, ante la imposibilidad de la comunicación con los seres queridos o la realidad virtual que muchos usuarios crean de sus propias vidas.
Quedó al descubierto, para muchos usuarios, la necesidad de trabajar en la desconexión, ser más maduros en la manera de ver y afrontar la vida y entender que la vida tiene sus frustraciones y aplazamientos.
Del mismo modo que Mark Zuckerberg debió asumir el error y afrontar la solución: todos debemos aceptar que la vida no pasa por la conectividad.
Ayer fue un LUNES NEGRO para muchos: las acciones de Facebook cayeron, a pesar de un pequeño repunte hacia el cierre de la Bolsa, el DOW JONES tuvo una pérdida del 1.1% y los usuarios desesperaron por el apagón digital más grande hasta el momento en la historia mundial.